Emotiva carta de un policía de Bandera sobre la situación que estamos viviendo
Antes de que se asome el sol despacio por ese horizonte tan vacío en las mañanas, salgo con esa mochila cargada de ilusiones y esperanza un poco de pomada, un cepillo para limpiar esos borcegos que me cansan día y noche, pero al fin y al cabo ya son parte de mi, mi uniforme azul se hace ver con las luces que iluminan esas calles tan vacías que uno camina rumbo a ese lugar de encuentro con sus compañeros, colegas que de a poco se van haciendo hermanos, saludarlos uno a uno a distancia por que estamos en Cuarentena y pararse firme a esperar las órdenes del día.
Que tocará hoy? Pararse en una esquina? Cubrir una garita? Recorrer la ciudad?.
En charla con mis compañeros nos van distribuyendo uno a la garita, otro al puesto yo salgo a recorrer a ver como está el centro y en eso saludando a una que otra persona, se acerca la media mañana y tan generosamente una señora me alcanza un café y la verdad que no me alcanzan las palabras para agradecer ese humilde gesto. para esa hora no faltan los mensajes de mi madre de mi padre, de mis hermanos y conocidos Cuidate y usa protección son las primeras palabras que leo en ese momento, también algunas de aliento para no bajar los brazos.
Llegado el mediodía se empieza a sentir hambre y yo de forma amable le pido a la gente que vaya para su casa que ya se está haciendo tarde, llega ese mensaje tan esperando del jefe de Guardia que baje a base para poder almorzar y así, teniendo suerte picando algo con mis compañeros comentamos algo gracioso como quien distraerse y no pensar en estos malos momentos se va asomando la media tarde ya cubrí dos puestos, hice garita también por supuesto.
Ya hasta ese momento sobran mensajes y llamadas de mi esposa o novia diciendo cuidate por favor que en casa te estamos esperando, tu hijo ya pregunto por vos y le dije papá está trabajando.
Llegan las 6 de la tarde la hora de mi relevo pero está tan complicada la cosa que hay que seguir hasta más tarde, los recargos están a la orden del día, pero siempre firme, porque es mi deber, porque es mi trabajo, llega la noche y se siente el cansancio ya uno rie poco, pensando en que quiere llegar a casa encontrase con su familia y descansar un poco, pero llega una persona te da las GRACIAS por lo que estás haciendo y te alegra tanto esa sensación que hasta el sueño vas perdiendo, poco a poco llega la hora de irse a casa, de tus compañeros te vas despidiendo y tranquilo te vas yendo porque cumpliste con tu deber.
Yo quisiera estar en mi casa cumpliendo la cuarentena, besar a mi hijo, a mis viejos que es lo que más me llena, pero aquí me encuentro cuidando de mi humilde ciudad. Voy llegando a mi hogar, la mochila de esta mañana pesa un poco más pero voy contento porque se que pude ayudar en esta situación tan difícil.
Llegó a casa y veo a mi familia veo la sonrisa de mi hijo y me doy cuenta que cada segundo valió la pena.
Fuente: Periódico Sur Santiagueño