Caso Báez Sosa: En la séptima audiencia el análisis a los teléfonos complica más a los acusados con chats escalofriantes
“Los audios se van a reproducir ahora y el análisis de los audios, videos y cronología (que realizará un testigo que inició su declaración ayer y continuará hoy) es algo que veremos luego en los alegatos”, expresó el fiscal en la puerta de los tribunales de Dolores, en la previa al inicio de la séptima audiencia del debate.
El juicio “va a continuar con (el testigo Javier Pablo) Laborde, con el análisis de celulares; luego con peritos que levantaron huellas y evidencias y, a continuación, la perito socopométrica”, que se referirá a pericia que comparó las suelas de los calzados secuestrados a los imputados con la huella hallada en el rostro de Fernando.
Consultado sobre los testimonios brindados ayer por la médica emergencista que asistió a la víctima en la puerta del boliche “Le Brique” de Villa Gesell y al forense que realizó la autopsia, quienes concluyeron que Fernando “no tenía posibilidad de sobrevida” y que su muerte nada tuvo que ver con las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) que le hicieron, Dávila fue contundente: “No tenemos ninguna duda de que lo que los médicos explicaron es lo que ocurrió”.
Frente al TOC N°1 el investigador detalló el análisis de los teléfonos de los imputados, que fueron incautados en el allanamiento del 18 de enero de 2020. “Pueden surgir mensajes de otra fecha, pero en principio son del día 18 de enero”, sostuvo Laborde: “La información la tuvimos que cargar en la computadora porque demoraría mucha en abrir cada teléfono”.
Laborde luego explicó que el primer teléfono en ser analizado fue uno marca iPhone “que vino con el nombre de Matías Benicelli”. “Pudimos corroborarlo porque estaba asociados a la cuenta de Gmail con su nombre y apellido. En dos días hizo 5735 movimientos”
“¿Qué son movimientos?”, preguntó Burlando.
Laborde contestó “Mensajes, fotos, ubicaciones, todo lo que se puede hacer con un teléfono y que quedó registrado en orden cronológico. Yo aislé los movimientos que generó el usuario”.
Así, el investigador comenzó con el teléfono de Benicelli. Destacó que compartía un grupo de WhatsApp con los imputados llamado “Delboca3″ y mostró el diálogo que mantuvieron los rugbiers antes de llegar a Le Brique y después de la golpiza. “Estamos en la barra”, escribió Enzo Comelli a las 3.33 am. A las 3.48 Máximo Thomsen seguía: “Vengan estamos re instalados”. Luego, ya transcurrido el ataque, se reprodujo el audio de Lucas Pertossi de las 4.55: “Estoy acá cerca donde está el pibe y están todos ahí a los gritos, está la policía, llamaron a la ambulancia… Caducó”.
A las 6.06, Ciro Pertossi apuntó: “Chicos no se cuenta nada de esto a nadie”.
Laborde luego repasó los chats del celular de Juan Pedro Guarino, uno de los acusados originales que fueron sobreseídos. Destacó una conversación entre él y su novia. A las 6.21 am del 18 de enero él le envió una foto desde el McDonald’s le escribió: “Esta noche fue rara, no me siento bien. Lo único que necesito es tenerte a vos en la vida, no dejes de hacerme el pibe más feliz del mundo”.
Ella le respondió, más tarde, con una titular del diario La Nación que hacía referencia al crimen en Le Brique: “No fueron ustedes, ¿no? Estoy preocupada”.
El tercer celular analizado por el investigador Laborde fue el de Ciro Pertossi. “Para nosotros tenía interés esta conversación”, mantenida con una joven a las 5 AM.
“Nos sacaron, nos agarró la policía y nos soltaron”, le escribió Ciro pasadas las 5 A.
“What, ¿¿qué??”, dijo ella.
“Cuando volvamos les contamos”, contestó él a las 5.18 am.
“No hagan cagadas”, replicó la joven.
Minutos después se registró otra conversación del Ciro Pertossi con una tal “Ana”.
“Ciro, contestame. Ya sé que estabas durmiendo perdón. Machu y Enzo mataron un pibe”, escribió Ana, en referencia a Thomsen y Comelli.
“Estamos bien todos. No pasó nada, no te preocupes”, dijo él
Esa mañana, Ciro Pertossi buscó en Google al menos siete veces los términos: “Villa Gesell Pelea”.
El cuarto teléfono que se analizó en la jornada fue el de Lucas Pertossi. Se encontraron chats y audios del día del hecho.
Para empezar, se proyectó un nuevo video, dentro de la pista del boliche a las 4.10 del 18 de enero. El investigador identificó a varios de los imputados describiendo su forma de vestir, aunque sin nombrarlos. Eran: Matías Benicelli, Ciro Pertossi, Máximo Thomsen y Lucas Pertossi.
Luego, siguió con un video de la pelea, de las 4.36 am, donde identificó al menos tres de los imputados, pero, otra vez, no quiso decir sus nombres. “Si bien puedo describir las ropas y conozco sus nombres, decirlos sería aventurado”, dijo Laborde. Siguió con un video de cuando los retiraron de Le Brique a las 4.38 que Lucas Pertossi filmó con su teléfono y que envió a las 4.41 al grupo “Los Locos”. Recibió dos audios como respuesta, pero el contenido no se entendía debido al sonido ambiente del boliche.
A las 7.53, Cinalli le envía una foto con otros dos (que no fueron identificados) y contestó: “Yo lo único que quiero es tomar un vino y fumar flores”.
El grupo usado por los rugbiers no fue el único analizado por la Justicia. Se repasó un chat de “El club del Azote”, integrado por 13 personas de Zárate entre las cuales estaba Blas Cinalli, quien a las 5.08 am refirió lo siguiente: “Nos peleamos, ganamos contra unos chetos, los rompimos. Nos vamos al centro a premiar”, escribió y envió una foto grupal donde Laborde solo hace referencia con nombre y apellido a Ciro Pertossi y Máximo Thomsen.
Consultado por Fernando Burlando sobre dónde podría ser la locación, Laborde indica que no la pudo obtener. “La foto no tenía geolocalización, intuyo que podrían estar en la casa”, dijo.
Alguno de los integrantes del chat le contestó: “Representá a Zárate, guacho”.
Cinalli se jacta: “Había un rubio que estaba agarrado a mi tobillo”. Esta frase se conecta con el testimonio de Tomás D’Alessandro quien refirió en su testimonio a que le agarró los tobillos a uno de los agresores.
A las 6.47 am alguien le preguntó: “¿Qué onda Blas, se dieron masa?”.
Cinalli contestó: ”Dos convulsionaron, a uno lo mandamos al hospital, sin signos vitales”.
Minutos después detalló: “Le dimos murra a uno con el Perto, lo recargamos a palos, pero mal. Vinimos corriendo a casa”, contó Cinalli.
“Estás mamado, amigo?”, le pregunta alguien.
“Sí, amigo, desde la tarde”, contestó.