Caso Maradona: la médica de la prepaga dijo que nadie pidió una internación domiciliaria y apuntó a Luque y Cosachov
Acompañada por su defensor, Nicolás D’Albora, Forlini, declaró por escrito y se negó a contestar las preguntas que tenían preparadas para ella los tres fiscales de la causa, Laura Capra, Patricio Ferrari y Cosme Iribarren.
En el escrito, Forlini explicó, a modo genérico, que más allá de ser pediatra, su rol en la empresa en cuanto a las prestaciones domiciliarias que ofrece la prepaga es más bien administrativo.
Luego habló del caso puntual de lo que sucedió con Maradona, cuando, tras su cirugía por un hematoma subdural, fue externado de la Clínica Olivos el 11 de noviembre y enviado a la casa del barrio San Andrés donde falleció dos semanas más tarde.
“Yo recibo el día de la externación. La solicitud de cuidados domiciliarios y el diagnóstico era: posoperatorio por hematoma subdural. Nunca recibí un pedido de internación domiciliaria”, señaló la médica.
“En este caso quedó clarísimo que la solicitud era solamente prestacional. (…). Me solicitaron organizar un servicio de enfermería y acompañantes terapéuticos con cobertura 24 horas”, agregó Forlini.
Luego, al manifestar quién tenía la responsabilidad sobre el tratamiento de Maradona, la profesional apuntó contra los dos principales imputados en la causa, el neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustiva Cosacov.
“Claramente nos indicaron que serían sus médicos personales quienes tomarían todas las decisiones”, dijo al respecto.
Al igual que el resto de los imputados, Forlini fue indagada por “homicidio simple con dolo eventual”, un delito que prevé una pena de entre 8 y 25 años de cárcel, y que podría haber llevado a los fiscales a pedir sus detenciones, algo que no sucedió porque se conformaron con que se les prohíba su salida del país.
Esa figura penal fue elegida por los fiscales Patricio Ferrari, Cosme Iribarren y Laura Capra tras seis meses de investigación, en los que concluyeron que el equipo médico de Maradona no solo fue deficiente, sino que sabía que el “10” podía morirse y no hizo nada para evitarlo.
Los fiscales consideraron que Forlini “omitió cumplir con los deberes mínimos a su cargo, entre los que se encontraba, de conformidad al cuadro del paciente, dotar al lugar del personal de enfermería especializada en salud mental, acompañamiento terapéutico, nutricionista, y de la aparatología adecuada para RCP avanzada, estudios de laboratorio y electrocardiograma -entre otros- nada de lo cual suministró”.
Además, señalan que Forlini “omitió analizar si la vivienda cumplía con las condiciones mínimas para un paciente con las limitaciones físicas de Maradona”.
“En pleno conocimiento del deficitario servicio de enfermería (…) omitió tomar medida alguna, siendo de ese modo funcional a las conductas que ejecutaban los restantes imputados, fruto de lo cual se produjo el resultado fatídico antes mencionado, que ineludiblemente debió representarse por la condición que detentaba”, agregaron los fiscales.
En el marco de la causa ya declararon los enfermeros Ricardo Omar Almirón y Dahiana Gisela Madrid, y su jefe, el coordinador Mariano Ariel Perroni.
En tanto, para el próximo miércoles está prevista la indagatoria del psicólogo Carlos Ángel “Charly” Díaz, para el viernes la psiquiatra Agustina Cosachov y, finalmente, para el lunes 28 el neurocirujano Leopoldo Luque.
La autopsia determinó que Maradona murió a los 60 años el 25 de noviembre del año pasado a raíz de un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada” y descubrieron en su corazón una “miocardiopatía dilatada”.
Una junta médica concluyó que era un paciente con pluripatologías que agonizó 12 horas antes de su muerte, que lo de la casa del country San Andrés no era una internación domiciliaria y que pudo haber tenido “más chances de sobrevida” si hubiera estado en una clínica.
Además, calificaron al equipo médico tratante como “deficiente”, “temerario” e “indiferente” ante la posibilidad cierta de su muerte y que lo abandonaron “a la suerte”.