La Defensoría del Pueblo de La Banda aboga por la Paz
La justicia se defiende con la razón y no con las armas. No se pierde nada con la paz y puede perderse todo con la guerra” (Juan XXIII).
La guerra es oscuridad, es vacío y soledad, la guerra es angustia, ansiedad, desazón; es dolor, fracaso y destrucción, la guerra es decepción, es desencuentro y desilusión, la guerra, toda guerra, esta guerra y nuestras guerras diarias internas y con el prójimo es lo contrario al amor.
De nada sirvió Versalles, de nada sirvió Núremberg, de nada sirve la declaración fría, a destiempo y lejana de cualquier jefe de estado, de nada sirve ya el apersonamiento o reclamo de un sumo pontífice, el odio así como un desastre natural, así como el incendio en Corrientes, destruye todo a su paso sin distinguir clase social ni cuan alta o fuerte sea tu casa o cuan alto tu cargo político. Me destruye, nos destruye a nosotros y a nuestras futuras generaciones.
¿Qué podemos hacer nosotros para frenar tanto odio? Pensarán que desde aquí no podemos hacer nada para evitar tanta destrucción. Pero estamos equivocados, podemos hacer mucho más de lo que creemos.
Debemos despertarnos y comenzar a cambiar nuestra vida, nuestras actitudes y pensamientos, debemos comenzar a llenarnos de empatía, comprensión y consideración con el otro, es ese el mandamiento que comparten todas las religiones del mundo.
Debemos cambiar y cambiarnos desde nuestro lugar, desde el ambiente de la casa en donde estás leyendo esto, desde tu trabajo, desde tu club o tu grupo de amigos, desde el trato y ejemplo hacia tus hijos y el amor hacia tu pareja. Sólo cambiarnos va a permitir que nuestras futuras generaciones no lean historias de una década del 20 de pura enfermedad, muerte y odio, sino de un nuevo renacimiento y verdadera resiliencia de la humanidad, de nuestra humanidad.
Desde esta defensoría, todos lo que formamos parte de ella, enviamos un fuerte abrazo fraternal a nuestros compatriotas Correntinos y hermanos Ucranianos en esta terrible penuria, prometiendo e invitando a nuestros vecinos comenzar a vivir con los verdaderos valores que permitan crear un nuevo mundo para nuestros presentes, para los venideros y para todo aquel que quiera habitar esta amada tierra.
Editorial de la Defensoría del Pueblo bandeño