Femicidio de María Soledad: La puñalada en el cráneo fue más letal que las 10 restantes

Una de las 11 puñaladas que recibió, fue directa al cráneo y resultó letal, por lo que ayer a la madrugada se apagó la vida de María Soledad Taboada (31), a cuyo verdugo, Bernardo “Berna” Florentino Díaz, la Fiscalía le reformuló los cargos y ahora enfrenta una posible condena de prisión perpetua.

La víctima dejó de existir a la una de la madrugada en Terapia Intensiva del Hospital Regional. Fue el desenlace terrible para su familia, un poco más de 24 horas después de que “Berna” se extralimitara aún más en su habitual desenfado, intolerancia y culto a la violencia y abriera surcos de sangre en la tortuosa vida de María.

Después de almorzar y pasar el domingo con una hermana de la víctima, el herrero obligó a María regresar a su casa de calle Caminantes y pasaje 313. Casualidad, o no, se puso más loco al ver que ni la suegra ni las otras cuñadas se encontraban en la casa con quienes compartía en el mismo predio.

Furia y barbarie

Los vecinos señalaron que después de las 23, “Berna” sometió a María a una tortura desmedida. Antes de ser apuñalada, ella logró enviar un mensaje de whatsapp a un hermano, quien se encontraba a 300 metros de la casa.

Cuando el hermano y un cuñado llegaron, “Berna” le asestó la puñalada número 11. El salvaje femicida entonces comenzó a mascullar odio y bronca porque los dos hombres recién llegados no lo dejaban asesinarla en ese mismo instante.

Reducido por los hombres, golpeado por media docena de vecinos, “Berna” fue apresado y María llevada al nosocomio con puñaladas en cuello, una cruz con el filo del arma en la mejilla derecha, abdomen, brazos, piernas y una terrible herida en la cabeza. La paciente aguantó lo que pudo y la vida se le fue de las manos a la 1 de la madrugada.

Consternación total

La tragedia de María shoqueó a familiares, vecinos, amigos y conocidos, quienes acompañaban a su madre y hermanos anoche (desde las 22) en el último adiós, en el Bº General Paz. Desde temprano, se alzaron voces solidarias, resueltas en tenderle una mano a su familia.

El gobierno de la provincia no dudó un instante y envió a sus funcionarios con claras muestras de solidaridad y pesar: asimismo, se hizo cargo de los gastos que demanda el servicio fúnebre. El instante más conmovedor fue el arribo del vehículo con el cuerpo. En el féretro con su hija muerta, Dolores Raquel Suárez confirmó que su peor pesadilla era real y sus hijos corrían presurosos a sostenerla de pie.

La ofensiva fiscal arranca hoy y sobrevuela sobre ”Berna” el fantasma de la perpetua

La fiscal Cecilia Gómez Castañeda reformuló los cargos y ahora acusa a “Berna” por “homicidio calificado por el vínculo en contexto de violencia de género”, reprimido solo con prisión perpetua.

Ese es el nuevo escenario que enfrenta el detenido, quien ya tiene dos abogados. La funcionaria priorizaba anoche el triste fin de María y comandaba una ofensiva fiscal, acorde a la magnitud de la tragedia que sumió a su familia en una desolación sin fin.

Ni bien fue informada de la muerte de María, la fiscal Gómez Castañeda se trasladó a la casa de la joven madre y mantuvo una reunión con la familia de la infortunada víctima.

Celeridad

Posteriormente, la funcionaria procuró munirse de las pruebas científicas vitales sobre las cuales edificará la plataforma fáctica de su acusación, esa que le será notificada al femicida hoy o mañana.

Extraoficialmente se sabe que los forenses habrían concluido (autopsia mediante) que la herida mortal fue una puñalada en el cráneo de María: la misma le provocó fractura, pero también daños letales en el cerebro. Desde que fuese internada, domingo a la noche, la paciente enfrentaba una salud muy fragilizada por 11 puñaladas y la abundante pérdida de sangre.

Ese calvario que truncó la vida de una madre, dejó huérfanos a dos hijos, de 15 y a una nena de casi 2 años, tiene nombre y apellido: Bernardo “Berna” Florentino Díaz. En perspectiva opuesta, comenzará a experimentar desde hoy que el filo del cuchillo también a él lo marcó como un muerto social.

Fuente: El Liberal