Ucrania comienza a recibir armas de los países de la OTAN y la Unión Europea

La guerra entre Rusia a Ucrania es desigual. Vladimir Putin, ex jefe de la KGB, ordenó invadir la nación gobernada por Volodímir Zelenski a sabiendas que su ejército tiene un potencia armamentístico un 90% mayor; y esto sin contar el arsenal nuclear. La OTAN calcula en 6.500 las ojivas nucleares rusas. Los ucranianos no cuentan con cabezas nucleares. Hace 30 años lo cedió a cambio de que Rusia respetara sus fronteras.

El 5 de diciembre de 1994, el entonces Primer Ministro ucraniano, Leonid Kuchma, firmó el Memorándum sobre Garantías de Seguridad, más conocido como ‘acuerdo de Budapest’. El pacto implicaba que las partes se comprometían a respetar las fronteras y límites de Ucrania, reconociendo su soberanía sobre el territorio; y el ex satélite soviético asumía el compromiso de deshacerse de su armamento nuclear.

Ante este panorama, los treinta países que integran la OTAN comenzaron el sábado a enviar armamentos a ucrania. Pero el envío de equipamiento militar y armamento muestra los límites de la acción de la OTAN ante la invasión rusa.

Ucrania, al no ser miembro de la Alianza Atlántica, no se encuentra bajo su paraguas protector. Cuando empezó a hacerse visible la amenaza de la potencia nuclear a su territorio, tanto Estados Unidos como sus aliados europeos descartaron una intervención armada para socorrer al gobierno de Kiev y se limitaron a lanzar una batería de sanciones económicas no solo para Rusia, sino también para los principales oligarcas rusos aliados a Putin.

Ante el avance de las tropas enviadas por el Kremlin a Ucrania, la OTAN reforzó la presencia militar en los países limítrofes con Ucrania y el mandatario norteamericano Joe Biden, autorizó de inmediato el desplazamiento de 7.000 efectivos a las bases militares alemanas.

Casi a diario, el ministro de Defensa de ese país, Oleksiy Reznikov, postea nuevas fotos en su cuenta de Twitter mostrando grandes aviones de transporte llenos de cajas de varias toneladas de granadas, lanzamisiles, chalecos antibalas, cascos y misiles antitanques Javelin y NLAW .

En las cajas de madera que se observan hay armas y municiones que algunos países de la OTAN, sobre todo EE.UU. y Gran Bretaña, están enviando a Ucrania. El objetivo de esos envíos es fortalecer al ejército ucraniano para tratar de frenar la ofensiva de los hombres de Putin.

Armas

El gobierno de EE.UU. ahora también ha otorgado permiso a los Estados bálticos para transferir misiles Javelin (jabalina), se considera el arma antitanque más moderna del mundo. Puede atacar objetivos como vehículos blindados o búnkeres desde una distancia de más de 2.000 metros.

Javelin también puede destruir tanques pesados, ya que ataca su superficie superior blindada, más débil. Esto también se aplica a los misiles NLAW de los británicos, de funcionamiento similar, que sin embargo tienen un alcance más corto. Londres ya había proporcionado a Ucrania unos 2.000 misiles NLAW.

Polonia, que por estas hora no para de recibir a través de sus fronteras a ciudadanos ucranianos que escapan de la guerra, también envió misiles Stinger.

Los países que envían armas a Ucrania se extienden hora a hora. La Unión Europea (UE) ya propuso la coordinación de la compra de armamento para Ucrania que sufre los embates rusos por tierra, mar y aire desde el miércoles pasado.

Lituania, a través de su primera ministra Ingrida Simonyte, también reforzará el suministro de armamento estadounidense a Ucrania. Lo viene haciendo desde el 10 de febrero pasado, fecha en que la invasión rusa al país que aspiraba ingresar a la OTAN se presumía como inminente.

La UE utilizará la llamada Facilidad Europea para la Paz para financiar la compra de armas. El dinero será aportado por unos treinta países que creen que con eso ayudarán al gobierno de Zelensky a resistir la invasión rusa.