Video: Un juez redujo un caso por violencia de género a una mera “discusión de pareja”

“En las parejas los tratos son internos. Hay cosas que para unas personas son violencia de género y para otras personas es habitual” justificó el juez Gonzalo Guiñazú al acusado en una causa por violencia de género como si la habitualidad de la violencia fuera un atenuante y no un agravante.

A pesar de las vehementes argumentaciones de la fiscal Mariana Pedot el juez Guiñazú insistió en minimizar las pruebas en contra del acusado y hasta se animó a cuestionar que si la víctima no había perdido el conocimiento por los golpes entonces no era grave la situación.

Según consignó Uno este viernes “en una audiencia por violencia de género, el juez penal mendocino Guiñazú equiparó violencia de género con una pelea de pareja y le otorgó la prisión domiciliaria al imputado. Argumentó que si la víctima no quiso denunciar a su pareja, es un problema interno de ellos y no debe hacerlo un tercero. Además, sostuvo que solo la pareja conoce el alcance de las peleas, y ‘lo que para algunos es violencia de género, para otros es habitual'”.

La audiencia oral y pública se realizó el 2 de marzo pasado de manera virtual, de la que participaron la fiscal de Violencia de Género, Mariana Pedot; el defensor Carlos Figueroa, el imputado Víctor González y el juez Guiñazú.

El dictamen de la fiscal Pedot fue interrumpido constantemente por el juez Guiñazú, quien cuestionaba el relato y los argumentos que la mujer trataba de exponer para impedir que se le otorgara la prisión domiciliaria al acusado, “debido a que la vida de la víctima corre peligro, además de una posible fuga o entorpecimiento de la causa por parte de González”, según su planteo.

Pedot relató que la hermana de la víctima declaró que González entró al patio de su casa, en el barrio Huarpes, de Godoy Cruz, y derribó la puerta a patadas, entró a la vivienda y fue directo a la habitación donde dormía su ex pareja. Ella salió a la calle para pedir ayuda y cuando volvió a ingresar vio que González tenía a su hermana en el piso mientras le pegaba patadas y piñas en la cara, y en todo el cuerpo, además de tener un arma de fuego con la que también la golpeaba en la cabeza.

Le decía que se tenía que ir con él, y para que dejara de golpearla la víctima le dijo que lo iba a hacer. La hermana de la víctima le advirtió a su ex cuñado que ya había llamado a la Policía, y cuando estos llegaron rodearon la cuadra.

Desde el interior se escuchó la voz del hombre que dijo que sin orden de allanamiento no podían ingresar y que estaba todo bien, que solo era una pelea de pareja. Luego le dijo a la mujer: “Deciles que está todo bien”, a lo que la mujer obedeció y afirmó que no pasaba nada, que solo era una discusión.

A pesar de esta situación, la hermana de la víctima, quien expresó que siempre era golpeada por el hombre, autorizó a la Policía a entrar a su casa para que atraparan a González y para que salvaran a la víctima. En ese momento, el hombre golpeó a los efectivos hasta que lo esposaron. Cuando quisieron meterlo al móvil, la mujer se resistió y forcejeó también con los policías para que no se lo llevaran.

Sin embargo el juez Guiñazú se negó a escuchar los argumentos de la fiscal, la interrumpió de manera constante y la cuestionó: “Si la víctima dice que es una discusión entre dos personas, entre ella y su ex pareja. Llega la Policía y le dice eso, la única que dice que había violencia es la hermana, la víctima dice que no era. Por mucho análisis que se haga, es quien sabe del alcance de la discusión entre dos personas y no una tercera persona. En las parejas los tratos son internos. Hay cosas que para unas personas son violencia de género y para otras personas es habitual. Si la mujer dice que es una discusión entre ella y él, por qué adoptan y le agregan cosas que no están, que la propia víctima dice que no es. Sino, cualquier cosa es violencia de género”.

En ese momento, la cara de la fiscal fue de desconcierto total y hasta dijo que no escuchaba bien, quizás por no poder creer el argumento que acababa de escuchar de boca del magistrado. “Veo que hay una situación con violencia de género”, le dijo irónicamente Pedot.

Y en medio de la discusión, la fiscal le dijo: “Estaba golpeada y el hombre tenía armas de fuego cargadas. Ella es una víctima de violencia de género. Está el acta del Hospital Central, donde dice que tenía politraumatismos por violencia de género, y también está el acta del Cuerpo Médico Forense”.

Hasta que el magistrado le expresó: “Escúcheme a mí. Manejo yo la audiencia”.

Pero la fiscal de Violencia de Género no se dejó intimidar: “Me interrogó a mi como si fuese víctima o testigo, y yo soy fiscal, me interrumpió mi dictamen”. Y luego pudo continuar, donde explicó nuevamente que, en la guardia del Hospital Central, hasta donde la víctima fue llevada por una ambulancia tras ser atacada por su ex, la médica que la vio diagnosticó “politraumatismos por violencia de género, y traumatismo encéfalocraneano con pérdida de conocimiento, por lo que la seguridad de la víctima estaba en peligro”.

La pérdida de conocimiento fue otro punto de interrupción del juez Guiñazú, quien cuestionó quién constató eso y dónde fue que la mujer había perdido el conocimiento, ya que cuando la Policía estaba en su casa ella estaba consciente. Hasta que dijo que “si los golpes llevaron a una pérdida de conocimiento es un hecho grave y ahí sí tiene razón el Ministerio Público Fiscal”, como la gravedad de la situación la determinara solo la pérdida de conocimiento por los golpes sufridos y no los golpes en sí.

La fiscal pudo terminar su dictamen y dijo: “Está en peligro la víctima, hay peligro de fuga, y este es un caso es de violencia de género, por lo que el Estado tiene que intervenir”.

A pesar de todos los argumentos, y que anteriormente otro juez había rechazado la prisión domiciliaria para González, el juez Gonzalo Guiñazú concedió el beneficio solicitado por el imputado.