Violó a sus 5 hijos menores y a una hijastra que quedó embarazada

El “monstruo del departamento Avellaneda” convulsiona a la Justicia de Añatuya. Está acusado de ultrajar y embarazar a su hijastra, de 19 años; y de violar a sus cinco hijos: cuatro mujeres de 14, 13, 9 y 7 años y un varón, de 11.

Tiene 50 años y transformó su casa (ubicada en una localidad del Dto. Avellaneda, cuyo nombre se omite para no identificar a las víctimas) en una pesadilla para sus hijos. El terrible secreto fue develado por su hijastra dos semanas atrás. Hizo catarsis en su escuela. Urgente, las autoridades alertaron a la Subnaf y sus expertos pusieron manos a la obra.

“Él me viola desde los 9 años. Les hace lo mismo a mis hermanos”, explicó la adolescente. Ahondó que se encuentra embarazada del sujeto. Y ni bien se produzca el nacimiento, la fiscal Alejandra Sobrero ordenará un entrecruzamiento genético (ADN).

Las imputaciones

“Abuso sexual con acceso carnal reiterado agravado”, son los cargos. El 4 fue interpuesta la denuncia por la Subnaf y el 6 de octubre la jueza de Control y Garantías, Gladys Liliana Lami, refrendó allanamiento y detención para el “monstruo de Avellaneda”.

Con la misma rapidez, actuó un equipo especial conformado por médicos y psicólogos. Todos confirmaron lo peor: también los cinco hijos fueron accedidos por el depravado. La investigación es respaldada por las defensoras oficiales Blinder y Bravo Lagiar.

Ahora, la fiscal llevó a audiencia al individuo y la jueza Lami extendió la detención por 15 días y allanó el camino para que la fiscal cimente el pedido de prisión preventiva.

Enfrente, Sobrero delinea su estrategia con diversos alcances. Lo más trascendente es lograr mitigar el dolor en los seis hermanos, cuyas vidas han sido “torcidas” por el hombre que debía prodigarles amor, educación y alimentos.

Los psicólogos preparan un plan de trabajo que abarcará todos los planos de la niñez y adolescencia, pero intuyen que no serán suficientes semanas o meses.

Las víctimas precisarán años para sanar tamañas heridas y nadie puede aventurar las secuelas.

Los hermanos hoy se encuentran acompañados por su madre, de 37 años, pero tampoco nadie se atreve a proyectar su futuro: “… Escuchaba crujir las camas de noche“, habría manifestado a los instructores, que no pueden creer que durante una década fue violada la mayor de sus hijas y su progenitora lo desconocía.

La desidia de la madre, en el radar de la Justicia

Ante el desastre de seis hijos vejados, surgen interrogantes y todos se precipitan impiadosos en la madre de las víctimas, es decir la concubina del abusador.

Habría declarado a la Justicia que nunca escuchó nada, pero reconoció que los chicos le comentaban que sentían dolores en el cuerpo, de neto sesgo sexual.

No es todo. Hay una corriente policial que le atribuye inocultable encubrimiento y malos tratos para acallarlos.