Búsqueda de Loan: las pistas clave que llevan a un baqueano a afirmar que alguien se lo llevó
Entre tantos misterios en torno a la desaparición de Loan Danilo Peña, el chico de 5 años buscado desde el jueves de la semana pasada en un amplio radio del paraje Algarrobal, en el interior de Corrientes, sobresale uno: las huellas de pisadas en las partes fangosas del monte en el que se desarrolla el rastrillaje, que este martes arrancó con una dificultad adicional: la niebla que no permitía más de 100 metros de visibilidad, lo que impide, momentáneamente, el uso de drones para la inspección desde el aire.
Aunque el fiscal del caso, Juan Carlos Castillo, informó que la hipótesis principal es que Loan se perdió en el monte cuando salió con tres adultos y otros chicos a recoger naranjas, un baqueano que se sumó a los cientos de efectivos de fuerzas provinciales y federales en el operativo permanente de búsqueda sostiene que la forma y la espacialidad de esas pisadas permiten sostener la teoría de que alguien se llevó al niño. Eso, claro, alimenta la esperanza de que, a pesar del paso del tiempo, se pueda encontrar a Loan sano y salvo.
Alberto Moreira, un lugareño que participa de los rastrillajes, aseguró que el lugar donde apareció una de las zapatillas del nene, a unos dos kilómetros de la casa de su abuela –el punto de referencia a partir del cual se irradia la búsqueda– es de muy difícil acceso para un niño de la edad y contextura de Loan. Se deduce de esa afirmación, pues, que el chico no pudo haber llegado solo y por sus propios medios al lugar donde perdió el calzado. “No, porque está muy feo”, dijo a los periodistas del diario Época, de Corrientes.
Además, se refirió a las huellas de las pisadas que fueron detectadas por los rastreadores: no eran improntas firmes ni continuas, como las de alguien que va caminando, y tampoco tenían una periodicidad tal que indicara un rumbo. Por eso, Moreira cree que alguien se llevó a Loan alzado y, cada tanto, lo bajaba brevemente.
“Después de ahí, más o menos donde se encontró una de las zapatillas, la primera huella que encontramos era de dos pisaditas, en una picadita, ya era para salir del monte. Pero después ya no siguió otra huella. Se perdió la huella. Era como que lo levantaban, lo bajaban y lo llevaban. Después de ahí, más o menos a doscientos metros hacia el norte, en un camino de vacas, se encontró otra huella en el camino”, detalló a Época el baqueano.
El del calzado también es otro misterio: en los rastrillajes aparecieron, en lugares distintos, una zapatilla izquierda –fue encontrada el viernes a la mañana, y más tarde apareció la impronta de un pie izquierdo descalzo– y un botín derecho (hallado a la tarde). Moreira articuló una teoría al respecto que, en su opinión, reafirma la teoría de que una persona adulta se llevó al chico y, en determinados momentos, lo bajaba antes de reemprender el derrotero.
“Una sola zapatilla se encontró, del lado izquierdo. Después de ahí, antes de que aparezca la última huella, se encontró el calzado del lado derecho, que era de un botincito. Él andaba descalzo de un lado. Y después, a 50 metros, otra vuelta para el norte, se encontró otra vez la pisada del lado izquierdo. Nosotros andábamos con la perra. Y es la perra que, obviamente, encontró eso, pero después perdió el rastro, porque, como decimos, es como que lo levantaban, lo llevaron y lo hacían pisar y se iban”, sostuvo Moreira, en declaraciones al diario Época.