Vendió al hijo por unos $32 mil para pagar la atención médica de su hija
“No tenía más remedio que vender a mi hijo. Nadie quiere hacer algo así”, lamenta Lailuma, una de centenares de personas que sobreviven en campamentos de Kabul mientras el invierno se aproxima.
Otra mujer, Maria, reconoce el caso de Lailuma y avisa de que no será la única mujer obligada a tomar semejante decisión. “Nuestros hijos están enfermos. No podemos dormir por la noche”, lamenta. El Ministerio para los Refugiados creado por los talibán todavía no les ha prestado atención alguna.
“Vinieron aquí y nos hicieron unas encuestas, pero hasta ahora no nos han dado ayuda alguna. Nos vamos a morir de hambre si esto sigue así”, lamenta otra desplazada, de nombre Aaisha.