Coronavirus: El Maracaná y otros cuatro estadios brasileños se convertirían en hospitales de campaña
El gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, aseguró este jueves que analiza establecer un hospital de campaña en el estadio Maracaná, como parte de las medidas de emergencia para hacer frente al avance de la pandemia de coronavirus Covid-19 y ante la inacción del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro frente a la crisis sanitaria que golpea al mundo.
“En los próximos 15 días vamos a tener 900 lugares para recibir pacientes en hospitales de campaña, hicimos compras de emergencia de materiales y respiradores, es muy probable que montemos un hospital de campaña en el Maracaná, tenemos que elegir el mejor lugar para hacerlo”, aseguró Witzel.
El Maracaná fue escenario de las finales de los mundiales de fútbol en 1950 y 2014, y Río de Janeiro es el segundo Estado de Brasil con más casos y muertes por la pandemia, detrás del de San Pablo.
En San Pablo ya comenzó a instalarse un hospital de campaña en el estadio Pacaembú y los clubes San Pablo (Morumbí), Palmeiras (Allianz Arena) y Corinthians (Arena Corinthians) ofrecieron sus estadios.
Witzel defendió hoy el “aislamiento” de los ciudadanos como la forma de contener el avance del virus y cruzó a Jair Bolsonaro, que se opone a la cuarentena decretada en Río de Janeiro y San Pablo.
El presidente Bolsonaro quedó aislado políticamente y Brasil institucionalmente rengo luego de pronosticar que la cuarentena decretada en numerosos Estados para contener el coronavirus Covid-19 llevaría al caos económico y social. Los 27 gobernadores brasileños ya adoptaron medidas restrictivas a la circulación frente a la inacción del gobierno federal.
En las últimas 24 horas murieron otras 11 personas y ya son 57 las víctimas fatales por coronavirus Covid-19 en el gigante latinoamericano donde se registraron hasta el momento 2.433 casos confirmados. En medio de la crisis el ministro de Salud Luiz Mandetta tuvo que desmentir su renuncia ante las presiones de numerosos sectores que lo acusan, junto a Jair Bolsonaro, de minimizar la crisis sanitaria.
El país entró en una zona gris en materia de conducción de la crisis sanitaria e incluso el derechista y liberal presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, cruzó a Bolsonaro: “No podemos dejar de cuidar a la gente porque se está perdiendo dinero en la Bolsa de Valores”.
Con ocho días de cacerolazos pidiendo su renuncia debido a que se opuso a las medidas de cuarententa contra el coronavirus, Jair Bolsonaro, irritado, habló con los periodistas por la mañana e impuso una agenda de confrontación.
Dijo que si no se levantan las restricciones Brasil se enfrenta a un “horizonte de caos” con saqueos y violencia callejera similar a las protestas iniciadas en 2019 en Chile, que amenaza con sacar al país “de la normalidad democrática”.