Finalizó el retiro voluntario en Aerolíneas Argentinas y analizan vender divisiones de la compañía

El domingo termina la primer etapa de la reestructuración de Aerolíneas Argentinas. Se trata de la parte voluntaria, la menos conflictiva. Lo que vendrá, por lo menos si se siguen los lineamientos del gobierno de Javier Milei en otras áreas del Estado, será algo más complicado. De hecho, mientras culmina esta oferta para quienes quieran dejar la línea aérea, los ejecutivos tomaron la decisión de dividir en cuatro las temáticas de estudio de la empresa. ¿Se podría dividir en porciones la compañía? Nadie lo sabe aún, pero así se encaró el estudio antes de la reestructuración. Tampoco es imposible descartar que algunas unidades de negocios se conviertan en sociedades separadas y se vendan.

A fin de mes vencerá el primer retiro voluntario que puso en marcha la empresa. “Vamos a terminar en un número cercano a los 600 anotados. Luego, claro está, empieza la negociación para llegar a un acuerdo. Pero es un buen número dada la expectativa que había en la empresa”, dijo un fuente de la línea aérea que está al tanto de las cifras finales.

El llamado Plan de Retiro Gratificado se puso en marcha el 1° de marzo y está vigente para 8000 empleados que debían pertenecer al staff de tierra, sea operativo o administrativo, y tener una antigüedad no menor a dos años. Los números finales llegarán dentro de un par de semanas cuando se terminen las negociaciones con los empleados anotados.

El éxito o no de la medida, como se dijo, dependerá del resultado final. Si finalmente esos 600 anotados terminan por estampar la firma y marcharse, pues habrá algún motivo para festejar en la empresa. Sucede que la oferta no tuvo ningún incentivo extra más que lo que se paga en el mercado, ya que se limitó a un sueldo de indemnización por cada año trabajado. Además, la caída de la actividad económica dificulta la reinserción de quienes optan por la salida. De hecho, representaría alrededor de 8% del universo posible.

Pero en los pasillos cercanos a la oficina del presidente de la compañía, Fabián Lombardo, se trabaja en una reestructuración más profunda, cuyo análisis ya empezó. Por ahora, los recortes se concentraron en algunas cuestiones que, si bien son menores, implican algunos ahorros nada menores. “Siempre, cuando arranca una gestión, se hace una administración responsable. Eso no cambia la ecuación, ayuda mientras se ponen en marcha los planes más profundos”, cuenta un abogado que dedica su tiempo a este tipo de desembarcos corporativos y que pasó por Aerolíneas en alguna gestión anterior.

Entre estas medidas se pueden contar la modificación de un contrato de seguridad, con un ahorro estimado de US$2,4 millones por año, y el cambio en la hotelería de Tierra del Fuego, por la que se pagaba US$240 la noche de cada habitación. Hubo una decisión que levantó polvareda dentro de los gremios. Por más que en los vuelos cortos los pasajeros ya no tienen ni servicio de agua, la empresa subía un carro con comida para toda la tripulación. Según fuentes de la compañía, el 60% de ese servicio se desperdiciaba. Se irá a un esquema mucho más racional, que es el que prevé el convenio colectivo de trabajo, medida que podría generar un ahorro anual de cerca de US$4 millones. Desapareció la barrita de cereales en los vuelos y cambiaron la marca del alfajor por uno más barato. Claro que esas cosas generan ahorros, pero no cambiará el color de los números con esta racionalidad en los gastos.

Mientras esto sucede, el estudio de la empresa se dividió en cuatro verticales. Por un lado estará Administración, donde se encuentra la parte corporativa de la aerolínea. Ahí están las gerencias tradicionales como Comercial, Recursos Humanos o Finanzas, por citar algunos departamentos. Habrá medidas concretas para esa área que, seguramente, pasarán por adecuar al plantel a las necesidades reales de la firma.

La segunda parte de la empresa que se analiza por separado es Operación, sea en tierra como en el aire. Por lejos es el área donde se podrían generar los mayores conflictos. Además de pilotos y tripulación, cuando se mira esta parte de la compañía aparece Aerohandling, una firma que nació en 1997 y que prestó servicio de rampa y estiba de equipajes de Aerolíneas hasta 2015. Desde entonces, de acuerdo a los estados contables de Aerolíneas, la empresa está en liquidación, ya que todos los empleados y las funciones las asumió la línea aérea. No son pocos los que piensan que esos servicios podrían ser devueltos a Aerohandling y escindir esa sociedad para venderla posteriormente.

Finalmente, las otras dos áreas: Talleres y Capacitación. En la primera parte están todos los técnicos que dedican su tiempo a la mantención de las aeronaves, un servicio que hoy se presta la propia empresa, mientras que la segunda es el sector donde están los simuladores de vuelo. Para ambas áreas todavía no hay planes concretos. Pero nadie descarta que esos servicios pasen a ser tercerizados. De hecho, es posible que, si hay un negocio, pues seguramente se va a explorar la posibilidad de la venta.

En medio de este panorama, y en paralelo, otro grupo de trabajo decide el destino del sistema aerocomercial argentino. La modificación del Código Aeronáutico está avanzada y espera la decisión de Milei respecto del grado de apertura que le dará al sistema. De ese calibre también dependerá la suerte de la línea aérea estatal.

Mientras este plan de acción se traza, se avanzó con algunas medidas que tienen menos conflictividad. Pero los tiempos corren, y el calendario también. Hay un mojón allá por mediados de año, cuando haya que volar todos los pasajes vendidos para la temporada alta. Es el momento en el que creen que habrá que golpear la puerta del Tesoro en busca de fondos frescos. Entonces habrá que tener los deberes hechos. O, al menos, un bocetado.