INDEC: la inflación de agosto fue del 12,4%, la más alta de los últimos 32 años
Por el duro impacto que tuvo la generalización del impuesto PAIS a las importaciones a fines de julio y la devaluación dispuesta tras las PASO -que sólo afectó a dos semanas del mes-, sumado a un elevado piso que ya mostraban las subas de precios mensuales en la Argentina, la inflación de agosto fue de 12,4% y alcanzó los dos dígitos luego de más de 30 años.
El dato mensual del Indec mostró la peor variación para un mes desde abril de 2002 (10,4%), cuando la Argentina dejó atrás la convertibilidad con el dólar en medio de su peor crisis económica de la historia. Para encontrar un dato más elevado hay que remontarse a febrero de 1991 (27%). La suba de precios acumulada en el año alcanzó un 80,2%, mientras que la variación interanual se estiró a 124,4%. La medición núcleo -que elimina valores estacionales y regulados- mostró un alza de 13,8%. Los precios de los alimentos se dispararon 20%.
Como la devaluación oficial de 27% pactada entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) -aceleración de crawling peg desde fines de julio y salto brusco post PASO en agosto- tuvo su mayor impacto en los últimos 15 días del mes, se espera que septiembre muestre también una variación de dos dígitos. Ese IPC se conocerá el 12 de octubre. Pese a que el Fondo espera una inflación promedio de 115% para este año (casi el doble de lo estimado por el Ministerio de Economía en el presupuesto 2023), los analistas ya prevén un alza de entre 150% y 190% para diciembre.
El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central (BCRA) estimaba un 140,9% interanual para 2023. Ese informe, no obstante, se publicó con datos previos a la devaluación del lunes posterior a las elecciones internas.
Los datos privados y públicos ya anticipaban un fuerte golpe para el bimestre agosto-septiembre, que sumará casi un alza de 25% de los precios. De hecho, el índice de inflación porteño dio un salto de 10,8% el mes pasado, la misma variación que había anticipado la inflación de los trabajadores medida por la UMET. El número oficial en Córdoba, en tanto, había adelantado un durísimo 12,15%. La canasta alimentaria en Rosario, se sabía, se había disparado 25,8% en el mes, por la gran aceleración en el precio de verduras, pan y carne, según un estudio de la Universidad Nacional de Rosario.
El impacto en los alimentos ya era anticipado por los analistas privados. De hecho, FIEL había medido sólo en la tercera semana de agosto -tras el salto brusco del dólar- un avance de hasta 8%. La carne, que tiene un peso muy importante también en el índice de precios al consumidor oficial, se disparó casi un 50%, según midió la Cámara de Industria y Comercio de Carnes de la República Argentina (Ciccra). “Después de la devaluación, los precios al público subieron un 50%”, había afirmado a este medio Miguel Schiariti, presidente de Ciccra. Era un valor que ya se había adelantado a la devaluación. Sólo en la primera semana de agosto, una importante cadena mostraba alzas de 7,5% en la carne.
La reacción del ministro de Economía y candidato a presidente por Unión por la Patria, Sergio Massa, llegó una semana después de la devaluación, que además llevó el dólar blue a rozar los $800, pese a que luego se reacomodó. Antes, Massa fijó el tipo de cambio oficial en $350 hasta fines de octubre y acentuó las intervenciones oficiales sobre el MEP y el CCL.
El domingo posterior a las PASO lanzó un paquete de medidas, entre los que incluyó bonos y sumas fijas para trabajadores. Además, hubo refuerzos en la Tarjeta Alimentar. Esta semana, además, anunció una suba del piso mínimo de Ganancias a $1.770.000 con el objetivo de que “todos los trabajadores” dejen de pagar el impuesto. Se impondrá por decreto.
No es claro si el BCRA volverá a subir la tasa de interés para que, luego de este dato, se mantengan reales positivas en un intento de que los pesos sueltos en la economía no le pongan presión al tipo de cambio y obliguen a la entidad que conduce Miguel Pesce a volver a una posición vendedora de reservas. Se trata de una medida que tiene una contracara incómoda cuando la bola de Leliqs ya supera los $20 billones. No obstante, esa condición es uno de los acuerdos que el Fondo Monetario Internacional (FMI) cerró con Massa, además de la aceleración de la consolidación fiscal.