La Banda: asesinan de un tiro por la espalda a un joven

Un sangriento homicidio salió a la luz pasado el mediodía de ayer cuando dos jóvenes, a bordo de un automóvil Volkswagen Gol Trend, arribaron al sector de Urgencias del Centro de Salud Banda trasladando a Cristian Darío Moya, con una herida de bala en la espalda. El hombre ingresó sin vida.

Pasadas las 12.40, Javier (26) y Antonio (35) llegaron al sector del Shock Room del hospital bandeño pidiendo ayuda y diciendo que habían “auxiliado” al joven, al que habían encontrado por casualidad tirado en la calle, con un disparo de arma de fuego.

Inmediatamente la víctima fue asistida por los médicos de guardia quienes constataron que ya se encontraba sin vida. Presentaba un orificio semicircular compatible con arma de fuego en la región posterior del hemitórax izquierdo, a la altura de la región escapular sin orificio de salida.

Cuando los galenos confirmaron la muerte de Darío inmediatamente los efectivos dieron intervención al Dr. Pablo Moya —fiscal de turno en La Banda— quien se presentó en el hospital. Mientras tanto, los uniformados se entrevistaron con Javier y Antonio, quienes manifestaron en el momento que regresaban de trabajar por una calle llamada Camino al Vivero, observaron que un grupo de personas les hacía señas, para que auxiliaran al herido.

En ese momento ambos eran coincidentes en decir que desconocían cómo se llamaba la víctima por lo que por varias horas estuvo “NN”. El fiscal ordenó que se diera intervención al Departamento de Homicidios. Allí los detectives nuevamente se entrevistaron con quienes habrían socorrido al herido. En ese momento ambos comenzaron a contradecirse.

Manifestaron que habían ido al barrio Independencia a comprar nafta para luego reconocer que en realidad se desplazaron en el auto hasta una casa para comprar sustancias tóxicas, pero sin reconocer haber cometido el crimen.

En ese momento el fiscal ordenó que ambos quedasen aprehendidos, se les secuestraran las prendas que tenían puestas y la realización del barrido electrónico a Javier Antonio así como también a la víctima, al igual que a la ropa que llevaba puesta Moya.

Más tarde, con orden del Dr. Carlos Ordóñez Ducca —juez de Control y Garantías— la policía inspeccionó el auto en el que llevaron a Moya, agonizando. Allí realizaron hisopados en las manchas de sangre para ser peritados por científicos.

En la casa donde vivía Bustamante hallaron 21 bagullos de cocaína

Más tarde, a través del testigo, los uniformados establecieron la ubicación de la propiedad donde había ocurrido el supuesto incidente y, además, determinaron que pertenecía a un hombre de apellido Bustamante.

Cuando el fiscal y los investigadores ingresaron a la casa, el lugar presentaba signos de haber sido limpiado recientemente. Además no estaba el arma, que según el testigo había quedado dentro de la casa.

En el lugar había una balanza de precisión digital, similar a las que se utilizan para la comercialización de sustancias tóxicas, por lo que se solicitó colaboración de la Dirección General de Drogas Peligrosas. También a la fiscal de Narcomenudeo, Dra. Flavia Torrez.

Mientras los antinarcóticos registraban la casa, una comitiva tenía como objetivo ubicar a Bustamante. Para ello se trasladaron hasta el barrio Bajo de Vértiz. Allí no solo hallaron a quien buscaban sino que encontraron 21 envoltorios de cocaína listos parta la venta.

De inmediato el Dr. Moya ordenó la detención del sujeto.

Extraoficialmente se supo que Bustamante habría expresado que fue alertado sobre el sangriento episodio y se hizo presente en su propiedad —en el barrio Independencia, donde habitaba de manera transitoria la víctima— y limpió la escena.

Si bien Bustamante no habría admitido que estuvo presente en la casa al momento del asesinato, sí reconoció que había arrojado el arma a las aguas del canal revestido a la altura del barrio La Isla, más precisamente frente a una empresa de venta de gas.

Con orden del juez de Control y Garantías, los efectivos solicitaron se corte el servicio hídrico para que los buzos ingresen al cause en busca del arma.

Tras varios minutos de rastrillaje, los efectivos lograron secuestrar un revólver calibre 22 largo que tenía en su interior 10 proyectiles. El arma fue incautada para ser peritada.

En compañía del representante del Ministerio Público Fiscal, los investigadores se trasladaron hasta el barrio Independencia. Allí encontraron un testigo que fue clave para poner blanco sobre negro respecto de lo que había sucedido con Moya.

Según se supo, el testigo —de quien se preserva la identidad— contó a los uniformados que él se encontraba con la víctima en una casa del Bº Independencia cuando arribaron al lugar Javier y Antonio.

El testigo expresó que Javier y Antonio habían llegado a la casa a comprar cocaína. En ese momento se habría generado una pelea con Moya, quien tenía sobre una mesa un arma de fuego, supuestamente suya.

Tras una discusión Antonio tomó el arma de fuego y le disparó a traición a Moya quien aparentemente según averiguaciones de las pesquisas en ese momento les vendía drogas.

Si bien hasta el momento todo es materia de investigación extraoficialmente se supo que la pelea se había iniciado por una entrega de “menos” de sustancia y una deuda.