Uno de los rugbiers le respondió a Thomsen: “No fui parte de un pelotón de fusilamiento para matar a Fernando”
Máximo Thomsen brindó una entrevista a Telenoche y Matías Benicelli, otro de los rugbiers condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa, escribió una carta para responderle. “Nunca fui parte parte de un pelotón de fusilamiento que, a patadas, sesgó la vida de Fernando. Estuve en el lugar y momento equivocado”, sostuvo.
Además, en el escrito, remarcó: “Yo no maté a Fernando”. E insistió en desligarse del asesinato: “Pido perdón de todo corazón en nombre de todos los que causaron su trágica desaparición”.
La carta del rugbier comenzó con una mención a sus hermanos; a su mamá, a quien describió como “amorosa”, y a su padre, que dijo es su “ejemplo de trabajo, de esfuerzo y de dignidad de vida”. “Con ellos, aprendí el valor de la familia, a creer en Dios y a sostener valores de hoy. Más que nunca, me sostienen en la prisión en la que estoy”, agregó.
“Nunca fui parte de un pelotón de fusilamiento que, a patadas, sesgó la vida de Fernando, ni fui uno de los que salían a buscar peleas por Zárate con otros grupos para jactarme de esas supuestas hazañas. Estuve en el lugar y momento equivocado, porque fui de vacaciones con un grupo de nueve personas”, aseguró en la carta que fue difundida en A24.
“Las causas, que no justifico, y los actos de algunos que nunca terminé de entender, terminaron absurdamente con la vida de un chico de 20 años. La misma edad que yo tenía. Por eso, entiendo a los jueces que me condenaron y, sobre todo, comprendo y justifico a los padres de Fernando, porque ellos creen que todos los que estuvimos aquella noche fuimos sus asesinos. Pedir perdón parece una hipocresía cuando no sale directo desde el corazón”, añadió.
Por último, aseveró: “Yo sé que no maté a Fernando, pero pido perdón de todo corazón en nombre de todos los que causaron su trágica desaparición”.
Además, Benicelli invocó a Dios para pedirle que les devuelva “la paz” tanto a él y su familia como a los padres de Fernando Báez Sosa, y suplicó que el joven sea “recordado como un mártir, que ofrendó todo cuanto tenía, su vida, para que la violencia sea erradicada para siempre de todos los lugares públicos y privados donde se reúnen los jóvenes para festejar la vida y no para invocar la muerte”.