Almuerzo en finca y escándalo: un ingeniero y sus invitados, a trompadas y cargos por abuso sexual

Un ingeniero, un comerciante y una mujer habrían refrendado sendas denuncias ante un equipo de fiscales capitalinos, tras un accidentado almuerzo en una finca del sur, cuya sobremesa devino en escándalo con acusaciones de manoseos en los pechos y una batahola con trompadas y proyectiles al aire.

Según la cronología, el ingeniero habría invitado, días atrás, a un grupo de amigos a su finca. Con un decorado y comida rebosantes de glamour, originalidad y estilo, los unos y los otros se sentaron alrededor de la mesa. Dialogaron de todo y “regaron” la comida con abundante vino tinto.

Baño y adiós a la cordura

Cuando todos se habían relajado, la mujer se retiró al baño. Siempre sobre la base de las presentaciones, segundos después el ingeniero habría coincidido en el lugar. Sin que esté claro el contexto, la invitada retornó a la mesa y reveló a su amigo, acompañante, que el dueño de casa la había manoseado en los pechos.

Aún con cierto atisbo de cortesía, ya con lenguaje imperativo, el comerciante reprochó al ingeniero haberse pasado de la raya. No hubo un pedido de disculpas, sino gritos y cuestionamientos. En segundos, todo habría decantado en un serio incidente, matizado con trompadas, empujones, insultos y proyectiles.

Así, los protagonistas intercambiaron golpes, al mejor estilo bizarro, bien de peyorativo fango. “Hdp”, “Tu mujer y la m…”, fueron los insultos más repetidos, al margen de gritos facturando a todos “falta de gratitud…”

Todo tuvo un abrupto parate cuando arribaron los patrulleros de la zona sur. Ningún comensal terminó esposado, pero sí trasladaron sus pesares a la seccional jurisdiccional. El ingeniero denunció “lesiones”; la mujer “abuso sexual” y el comerciante, “lesiones”.

Ahora, dos funcionarios procuran develar lo sucedido y depurar delitos. Actúa una fiscal por el presunto “abuso sexual” y otro de la Unidad Fiscal de Investigación y Litigación, por los puñetazos mutuos.

Dado a los “apellidos” en juego, los protagonistas no abundarían en nombres y hechos. Es más, apenas habrían provisto a los fiscales pistas mínimas e indispensables, para las correspondientes investigaciones.

Es decir, más allá de la magnitud de la batalla campal reprochada, trascendió que los policías que trabajaron en la finca ahora colectarán para los fiscales testimonios, informes médicos y pericias: lo vital para comenzar con el proceso, caracterizado por personas anhelantes de “justicia”, pero reticentes en la antipática exposición.

Posibles pericias en todos los celulares de los involucrados

Los voceros especulaban que los fiscales no descartaban solicitar pericias en los celulares, tanto del anfitrión, como de sus flamantes ex amigos.

Como hoy es improbable, y hasta apresurado, distinguir entre verdades y verdades a medias, léase mentiras, los investigadores trabajarían en los celulares de todos los involucrados. Se supo que el “cortocircuito” habría continuado aún después de ser desterrados los comensales de la finca de la discordia.

Policías y fiscales son optimistas en dar con piezas importantes, sobre las cuales ensayar un contexto y arribar a una conclusión en los cargos de lesiones y abuso sexual.