Policías montaron un desarmadero con los autos que tenían secuestrados

El aumento de los repuestos empujó una renovada ola de robo de autos que se sintió, principalmente, en el conurbano bonaerense. En Entre Ríos, un grupo de policías parecen haber encontrado la manera de obtener las piezas sin disparar un solo tiro: se los acusa de literalmente montar un desarmadero en el depósito judicial de Zárate Brazo Largo que resguarda vehículos secuestrados.

Al menos así lo cree la Fiscalía Federal N°1 de Gualeguaychú, que pide, desde diciembre pasado, la detención de tres policías del puesto caminero de Ibicuy, dos mecánicos y un ex comisario de la PFA a quienes los imputa integrar una asociación ilícita dedicada a cometer delitos como malversación de caudales públicos, cohecho, robo agravado y lavado de activos.

El Ministerio Público sostiene esa imputación en base a dos evidencias claves: escuchas en las que los involucrados conversan sobre la maniobra una pericia de la Unidad de Reunión de Información de Gendarmería en el depósito. El estudio dio cuenta de faltantes en los vehículos en cuestión, que estaban bajo la custodia policial por estar involucrados en causas de la Justicia federal.

Los gendarmes encontraron faltantes de autopartes en 29 de los 57 legajos (vehículos) revisados, entre ellos, un Audi TT blanco, incautado en marzo de 2022 a un abogado chaqueño involucrado en una causa por estafas con dólares. A ese vehículo de alta gama le faltaba la rueda de auxilio, un artículo nada fácil de conseguir en el mercado y, por lo tanto, muy costoso. Bujías, ruedas de auxilio, faros, baterías, radios, matafuegos y criquets, al juzgar por los faltantes, fueron los elementos más demandados del desarmadero.

También se dio una particularidad: los peritos no pudieron acceder a una camioneta VW Saveiro, que había sido secuestrada en Concepción del Uruguay en noviembre de 2019 por circular con papeles falsos, debido a que no pudieron encontrar la llave. Simplemente, desapareció. Lo mismo pasó con una Amarok que permanece en el depósito desde noviembre de 2022.

Encontraron que a una Isuzu TFR54 HDAL, secuestrada en septiembre de 2019, le faltaban las bujías. A un Peugeot 208 incautado en octubre 2023, le faltaba limpiaparabrisas, aparato de radio y la chapa patente. Detectaron, a la vez, que a Renault Captur Intens le faltaba el faro busca huellas, cuatro bobinas de encendido, tapón de tacho de recuperación del radiador, varilla del medidor de aceite y focos de faro delantero.

Un Volkswagen Gol Trend, secuestrado en enero de 2022, fue una de las unidades que mayor desguace sufrió: le sacaron el múltiple de admisión, la zonda lambda, el tablero de instrumentos completo, porta batería, batería y la tapa de limpiaparabrisas La lista la continúa: encontraron un Ford Fiesta al que le faltaba el criquet, la rueda de auxilio, el estéreo y los parlantes, como si hubiera estado en una calle solitaria y no bajo guarda judicial. No le pudieron abrir el capot.

A dos autos secuestrados en 2018, un VW Vento y un Daewoo Tico, les faltaba un faro busca huellas, rueda de auxilio, criquet mecánico -en el caso del primero- y la batería, la rueda de auxilio y la antena de radio, en el caso del segundo.

Las motos tampoco se salvaron de la maniobra. A una XR25 Tornado le sacaron los faros delanteros, el faro trasero, el espejo retrovisor derecho e izquierdo y las luces de giro. A una Yamaha FZ 160, la batería y el espejo retrovisor. Hubo otro blanco más ambicioso: a un camión Scania incautado en el depósito le faltaba la batería, bujías, rueda de auxilio, faro trasero izquierdo, faro busca huellas, cuenta kilómetro, reloj e indicador de combustible. Aunque las puertas estaban sin sus trabas, no pudieron abrir el baúl por la falta de batería.

Por último, a otro Peugeot 208 le sacaron hasta las alfombras.

El caso

La Fiscalía Federal de primera instancia de Gualeguaychú estima que la banda, presuntamente liderada por el comisario Cristian Omar Villanueva, jefe del puesto del control caminero de Ibicuy, habría operado, al menos, desde junio de 2023, cuando comenzaron a ser investigados. El Ministerio de Justicia y Seguridad de Entre Ríos, al mismo tiempo, que Asuntos Internos de la policía provincial revisa el caso de cada uno de los efectivos involucrados.

La causa en su contra surgió casi por casualidad, cuando las conversaciones telefónicas de los uniformados implicados comenzaron a ser escuchadas por detectives de Gendarmería debido a que en otro expediente había surgido el dato que, en ese puesto policial, supuestamente, brindaban protección a Vicente Pineda, un narco conocido como “El Tigre”.

Los agentes de la fuerza federal hallaron evidencias del vínculo con el narco, pero se toparon con charlas que daban cuenta de otros delitos. Villanueva aparecía involucrado en una maniobra para extraer neumáticos de los autos incautados en causas federales para comercializarlos en complicidad con otros efectivos.

De acuerdo a fuentes del caso, los efectivos permitían que sigan con su viaje personas que eran detectadas circulando en infracción, supuestamente, a cambio de una coima. Al mismo tiempo, descubrieron que entregaban información relacionada con los vehículos secuestrados a Juan Francisco Leloutre, un comisario retirado de la PFA, también a cambio de dinero.

También detectaron el recambio de repuestos de los automóviles que debían resguardar con la ayuda de dos mecánicos bonaerenses: Franco Oliveri y Eduardo Favaretto, quienes estarían a cargo de extraer las piezas. Según la investigación, lo hacían bajo las órdenes de Villanueva y su segundo, el subcomisario Luis Zabala.

Por último, contarían con la colaboración de Joaquín Migueles, quien prestaba servicios en la comisaría de Ibicuy.