Asesinó a su hijo de 12 cuchilladas y llegó el juicio: demencia o perpetua
El 1 de diciembre de 2020, Germán Adolfo Torres Murad, (34), asesinó a su pequeño hijo, Germán Samir Torres (3), de 12 cuchilladas, y desde este lunes será juzgado con un solo corolario a la vista: prisión perpetua.
El fiscal de la causa será Ramón Alfonzo, quien lo acusará por “homicidio calificado por el vínculo, alevosía y ensañamiento, y propósito de causar sufrimiento a una persona con la cual ha mantenido o mantiene una relación (Homicidio Transversal), en perjuicio de su hijo de tres años”.
La investigación recuerda que el filicida segó la vida de su hijo al mediodía. Desde hacía un año y medio que recibió al niño a su cargo. En calle Borges al 600 del barrio Autonomía, convivían, el asesino; su madre, Margarita Murad (75); su hermano Fernando Ariel Torres Murad y Germán Samir.
Dolor hacia su ex pareja
En el entramado del rompecabezas surge una pieza vital: Marta Concha, la joven madre, declaró: “Me advirtió todo el tiempo que algo pasaría. Me tenía amenazada. Yo era víctima de violencia de género. Lo denuncié muchísimas veces. El día anterior hablamos y el peor error que cometí fue decirle que iba a llevar a mi hijo, porque él no quería”.
Allí radica lo medular. Para la fiscalía, Torres Murad asesinó al niño con el solo fin de causarle sufrimiento a Concha. Imposible de procesarlo o comprenderlo, desde el raciocinio.
La noche anterior, la familia no durmió porque la casa habría sido fumigada. De las pericias, se desprende que ya en la mañana, el homicida llevó a dormir a su habitación al niño en una cama cucheta. Él bajó porque debía cocinar. Luego, previo cubrirle la boca, o dormirlo, lo atacó con un cuchillo tipo carnicero.
Cerca de las 13, el sujeto -con su cuerpo completamente ensangrentado- despertó a su hermano a los gritos. Le informó que mató a su hijo. Le dio un cuchillo sierrita y gritó: “Matame, dale matame”. El hermano corrió y vio el cuerpo del sobrino inerte y llamó a la policía, a dos cuadras de su casa.
Quiso suicidarse
En segundos, el filicida terminó internado en el Hospital Regional tras intentar suicidarse acuchillándose en el cuello, brazos, pecho y a la altura de la muñeca. Cuando los policías lo esposaron y retiraron de la casa, Torres Murad esbozó una última mirada hacia el interior y leyó en una de las paredes una leyenda por él escrita y con sangre del niño: “Perdonen, los amo”.
De la casa de la familia Torres Murad, los policías secuestraron dos cuchillos, uno carnicero y otro tipo sierrita. También, hallaron un martillo lleno de sangre, que podría haber sido manipulado por el agresor, pero esa teoría no prosperó.
Un debate, a la medida de psicólogos y psiquiatras
La dinámica del juicio que se ventilará enfrentará a un fiscal, resuelto en mandar tras las rejas a Torres Murad por los próximos 30 años (hasta el 2053) y a una defensa que instará al dictado de inimputabilidad, o un trastorno que nubló sus sentidos aquella jornada. No hay antecedentes de un padre que asesinara a su hijo con tal saña. Desfilarán familiares, vecinos, policías y forenses. El fuerte del debate llegará con los testimonios de los psicólogos y psiquiatras. Ellos develarán la salud mental del individuo que catalizó en su conducta la ira de sus demonios internos.
Al final, los vocales Julio David Alegre Paz, Luis Eduardo Achával y Fernando Viaña, “hablarán” -en el veredicto-, cesará el silencio de Samir y entonces quizá descansará en paz.