La embarazada acribillada había intoxicado con clonazepan a su otra hija cuatro años atrás
Georgina Olguín, la joven de 25 años embarazada de 9 meses que fue asesinada de siete tiros y quemada el lunes pasado en Rosario, había sido detenida en 2017 tras darle psicofármacos y alcohol a su bebé de 19 meses en una plaza de la ciudad.
Por ese hecho estuvo nueve meses en prisión hasta que resultó sobreseída, ya que la Justicia provincial consideró que la mujer estaba en un cuadro de profunda vulnerabilidad social. Según registros, fue arrestada el 9 de septiembre de 2017 en el área Cuatro Plazas, cuatro espacios verdes enfrentados entre sí en barrio Belgrano, en la zona noroeste de la ciudad. Una mujer vio que la joven le daba un comprimido y vino espumante a su hija.
De acuerdo a los testimonios recolectados esa fecha por medios locales, la joven gritaba que la beba “tenía que morir” y que la había “empastillado con Rivotril”.
Así, los vecinos llamaron a la Policía de Santa Fe. Intentaron inducir el vómito en la bebé para que escupa la pastilla. Luego, fue llevada al Hospital de Niños Víctor J. Vilela donde se le hizo un lavaje estomacal y quedó en observación fuera de peligro.
Georgina fue imputada por la fiscal Gisela Paolicelli por intentar matar a su beba y un juez dictó prisión preventiva efectiva por el plazo de ley. En esa audiencia de septiembre de 2017 la joven declaró: “Yo no le di pastillas. No me acuerdo. Estaba mal, perdida. No quería matarla, me quería perjudicar yo”.
En ese momento, la beba quedó a resguardo de familiares de la joven después del trabajo de la Secretaría de Niñez provincial, de acuerdo a fuentes judiciales.
La imputada estuvo tras las rejas nueve meses, hasta que consiguió un arresto domiciliario. La investigación luego cambió de fiscal y cayó en manos de Luis Schiappa Pietra, quien abordó el caso en forma interdisciplinaria y acordó con el defensor de la mujer el sobreseimiento, que fue obtenido en una audiencia de octubre de 2018.
Después del sobreseimiento, el fiscal Schiappa Pietra afirmó: “Había un costado importante que esclarecer en la causa. Aquel día, Georgina había sido echada de su casa, donde tiene un entorno familiar complejo, donde había una clara situación de violencia de género en la que era víctima. Ella explicó que una crisis la llevó a hacer lo que hizo. Nosotros nos enfocamos en investigar el contexto para traer las circunstancias a la audiencia”.
El fiscal también agregó que los informes de juntas médicas dieron cuenta de que Olguín “estaba en un momento complejo y no podía entender el alcance de los hechos que le imputaban”.
Casi cuatro años después fue bestialmente asesinada.
El cuerpo de Olguín fue hallado en la mañana del pasado martes en un camino de tierra de Aborígenes Argentinos al 7100, en el extremo oeste de Rosario. Estaba al lado de un Chevrolet Spin que estaba incinerado y había sido robado en la zona de la terminal de ómnibus, según la denuncia que se presentó en la comisaría 7ª.
Según informó la fiscal Gisela Paolicelli –la misma que la había imputado por el caso de su beba–, el cadáver tenía “entre cinco y siete heridas de arma de fuego entre la cabeza y la espalda”. Luego, confirmó que cursaba un embarazo de 9 meses.
Paolicelli no descarta que el crimen de Olguín esté vinculado a otro que ocurrió en la vecina localidad de Soldini casi a la misma hora, donde fue hallado el cuerpo de Damián Alexis Manchado, de 27 años, con varios disparos en la cabeza y en el tórax.
“Están cerca. La hora de la muerte es similar. Habría sido a la medianoche del lunes. Y el tipo de arma es el mismo, calibre 9 milímetros”, concluyó la fiscal.
Sin embargo, a tres días del homicidio de la joven no hay personas detenidas y no hay una línea investigativa clara sobre el móvil del brutal homicidio.